¿Es posible que la obra de arte se sitúe en el mercado sin ir de la mano de su autor?, ¿existen espacios de experimentación colectiva que se resistan a la tentación del individualismo, sobre todo cuando hablamos de lo POP?
Asumiendo el riesgo y el peso que el pop estadounidense había agotado hace ya un par de décadas, y su posterior repercusión en América Latina, Inoxidables Neo Pop es una exposición que intenta, no solo aceitar las “oxidadas estrategias del pop”, sino que proponer una vuelta de tuerca desde el contexto de mercado actual, replanteando el valor comercial, artístico y simbólico del objeto-obra y del sujeto-artista.
Inoxidable Neo Pop es un laboratorio teórico-plástico que destacados artistas chilenos han tomado como punto de partida para hablar de la cultura popular. Este proyecto enfatiza en el proceso de construcción de una obra colectiva emplazada en cuatro ciudades - Santiago de Chile, Buenos Aires, Barcelona y Bogotá - en las que se establece un método de trabajo combinado, donde se replantea cada intervención bajo la dirección de un comisario diferente, que suma a artistas de cada ciudad. La interacción de distintas disciplinas establece una línea continua de investigación que asimila referentes históricos, contextuales, simbólicos y plásticos, que permiten establecer un diálogo abierto en torno al lenguaje pop iberoamericano.
En Santiago de Chile la obra se planteó desde la intimidad del hogar, donde con comodidad la obra-laboratorio experimentaba con los objetos fetiches de su memoria colectiva. En Buenos Aires, la Galería Braga Méndez se transformó en una vivienda básica, donde el color rojo, escogido por su carga histórica y capacidad de contención, le daba fuerza como un todo. Estos códigos han debido resistir el cruce oceánico para llegar a Barcelona, y de paso traspasar otro temor, probar su capacidad de adaptarse a las estrategias europeas del mercado del arte, sin trasgredirse a si misma en su concepción experimental y colectiva.
Galería Iguapop en colaboración con La Santa Proyectos Culturales, asume el riesgo y recibe la tercera etapa de este laboratorio artístico, con la participación de artistas locales seleccionados por Gigi R. Harrington (La Santa) e Iñigo Martínez (Iguapop).
La casa es el hilo conductor de esta exposición, que rápidamente se enreda y se transforma en una telaraña que despista deliberadamente al visitante, obligándolo a detenerse en los detalles del entramado. No hay títulos ni límites que definan cada obra, tampoco se sabe quién o quienes son sus autores, entonces la puesta en escena se asemeja más a un mercadillo o bazar que no disimula precios, donde las ofertas promociones de la marca Inoxidable Neo Pop, como Inoxidables del recuerdo, se entrecruzan con gestos visuales mas cercanos al punk que al pop.
Es justamente en esta mezcla bizarra donde se ve el riesgo del proyecto; la actitud rebelde e irónica de los artistas involucrados obliga a la galería a salirse de los formatos clásicos del mercado del arte, dando lugar a un laboratorio que finalmente desdibuja los límites del producto-arte, que juega y asimila los conceptos del mercado, que a la vez confunde la labor de venta por parte de la galería.
El resultado de este experimento es justamente poner a prueba el laboratorio mismo como obra, llamar la atención respecto de la experiencia de creación colectiva por sobre el beneficio inmediato del artista o de la galería, pero con miras a replantear los valores de uso, simbólicos, artísticos y teóricos del arte, y de asimilar iconos de un imaginario colectivo que mucho dice de la realidad contemporánea, que no ve fronteras.
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